¿Qué es un cuerpo? I
El cuerpo es una maravilla y debería ser celebrado diariamente. Sin él no nos sería posible disfrutar, pensar o percibir el mundo circundante. Pero es poco lo que reflexionamos sobre el cuerpo. Es muy común que pensemos en él sólo cuando empieza a fallar o deja de funcionar con propiedad.
Dentro del pensamiento occidental cristiano tradicional, el cuerpo es un objeto despreciable y un lastre. Su papel: servir de incómoda y estrecha vivienda mortal a nuestra alma inmortal. Dentro de esta concepción el cuerpo es la parte más baja de nosotros mismos, la que siente frío, hambre, dolor y concupiscencia y debe ser por tanto gobernada por el alma. A la manera como un adiestrador enseña y obliga a las bestias a obedecer las órdenes del amo, el cuerpo debe someterse a diarios pruebas de diciplina y castigo. Esta separación y estratificación entre alma noble y elevada y cuerpo vulgar, instintivo y esclavizante, rige todavía para muchas personas y genera no pocos conflictos y tragedias.
La cultura actual conserva restos de esta forma de pensar y está obsesionada con el cuerpo de otras formas.
La ideología extendida a través de la publicidad, los medios masivos y la moda del capitalismo tardío se concentra mucho en un cuerpo al que hay que dominar y ajustar a marcos estrechos. Hoy por hoy ser gordo es “el gran pecado” y un signo de debilidad moral.
Quienes cultivan ciertos deportes, la belleza física por encima de todo y el físico-culturismo promueven y promulgan la salud corporal como la forma más perfecta y balanceada de existir. Para ellos hay que dominar el cuerpo como un objeto útil y ocuparse obsesivamente de cuidarlo y disciplinarlo. El centro de atención se desplaza pero la jerarquía permanece.
Paralelamente y por otro lado florece un universo de manifestaciones que se concentran en el cultivo y exclusivo disfrute del cuerpo. Los seguidores de éste manera de pensar postulan que el sexo es mejor que el ejercicio físico y que una chocolatina es mucho más conveniente que una zanahoria. Aquí el alma, el espíritu, el intelecto y la razón tienen un valor inferior.
La sabiduría oriental de los hindúes y los chinos también ha hecho su entrada desde los sesenta en Occidente con una visión integradora de lo mental y lo físico, bajo la idea de una interconexión íntima entre cuerpo y espíritu. La idea central de ciertas manifestaciones de yoga y de la medicina china Ki, son el balance y la equidad. Cuerpo, espíritu y mente trabajan al unísono y deben ser atendidos con el mismo esmero ya que juegan un papel de igual importancia en la existencia, la identidad y el bienestar de cada individuo.
¿Se trata de una concepción más “democrática” del cuerpo? Puede ser una manera de mirarlo y está muy acorde con estos tiempos donde lentamente se están archivando viejas y oxidadas jerarquías. Al postularse la intercambiabilidad entre materia y energía el dilema de la inmortalidad queda superado.
Abril 21st, 2005 at 18:26
Saludos Alvaro: Muy interesante su reflexión. Es cierto que existen corrientes de pensamiento que van a uno o otro extremo. En mi modesto criterio tanto en este tema como en todo en la vida lo más sabio es encontrar el equilibrio, ese que debe regir al mundo y a toda la existencia humana.
Si no se cuida alguillo el cuerpo el espíritu no funcionará muy bien y podría hasta ocurrir lo terrible: que el hombe muera por el mal uso de su cuerpo -etiendase, todo su sistema corporal-.
Conozco a una de esas personas de quien uno puede decir que es un bello ser humano por su esencia -no por su físico- pero abusó tanto de su cuerpo que ahora agoniza por un cáncer a todas luces provocado por la bebida, y ello tiene muy triste a todos los que le quieren. Es un hombre relativamente joven: tiene 58 años,. pero se entregó a un placer nada favorable. Ahora su luz humana dejará de alumbrar. Y una sin querer piensa: ¿por qué malgastaste tu cuerpo? ¡Ahora sufrirán muchas almas¡.
Abril 22nd, 2005 at 4:58
Zenia: qué buena conexión haces! Un cuerpo afecta a muchas otras almas y cuerpos sin necesariamente proponérselo. O sea que como todo en este mundo social en que vivimos, incluso mi cuerpo, que alguien podría decir que solo me pertenece a mí, en realidad también le pertenece a mis allegados, sobre todo mi familia más cercana.
Para seguirle echando cabeza.
Y otro elemento: lo normal es querer cuidar nuestro cuerpo. Quienes por alguna u otra razón, tienen tendencias autodestructivas, sufren y hacen sufrir a otros. Y pensar que tales tendencias no provienen de ellos mismos, sino del DNA y del entorno en que les ha tocó vivir en su infancia.
Gracias por tu comentario.
Abril 22nd, 2005 at 18:12
Saludos Alvaro.
Todos los cuerpos despiden energía. Hasta una flor colocada en una bitácora es capaz de atraer sobre ella miradas buenas y pensamientos positivos. Si cada ser humano analizara cuanta energía libera a su alrededor el mundo luciría mucho mejor.