PLAGIO II
Me duele la hermética y compacta reflexión del maestro Tito Monterroso sobre el plagio por su aparente e inofensiva sencillez, cuando en el fondo se trata de un ataque feroz a todo aquel que crea o se piense original.
No queda títere con cabeza después de esas escasas 72 palabras que Monterroso le atribuye a su alter ego Eduardo Torres.
Somos una manada incorregible de “copietas“. Desde el publicista con sus “jingles” estridentes, hasta el renombrado Picasso, el distante Shakespeare o las cercanas Spears y Shakira.
La originalidad según Monterroso es cuestión de azar y de las musas y la injusticia de la Naturaleza es dejarnos a muchos sin que nos toque siquiera una “ideíta“.
Me cansa a ratos estar preso del idioma que me enseñaron desde niño, obligado a acudir a las ideas que otros heredaron de seres nacidos más atrás y ya lejanos.
Con esto empezaré a abogar por el famoso “corta y pega” mientras me ingenio una estrategia para pescar o seducir musa esquivas.
Junio 8th, 2005 at 18:03
Harold Bloom me resulta estomagante, pero hay días que no puedo evitar ver ecos de ‘The Anxiety of Influence’ por todas partes. Hoy es uno de esos días.
Junio 8th, 2005 at 20:49
Es que quizá lo importante no es ser o no original, sino ser o no ser.
Junio 9th, 2005 at 4:59
Eduardo, al menos mi apunte refleja esa ansiedad.
Por ahí es la cosa, Vicente. Esa es la moral del cuento de Monterroso. La originalidad no debe ser un objetivo ya que somos realmente en la comunicación con otros.
Ayer encontré una frase anticartesiana de un pensador africano que lo plantea de la siguiente manera: Soy porque somos, y dado que somos, se deduce que soy. (mi traducción del inglés hay que pulirla).
Junio 9th, 2005 at 15:58
Y eso fue lo que leí, ‘me duele…’, ‘me cansa…’, ‘obligado a acudir a las ideas que otros heredaron…’. pero…
… eppur si muove.