La libertad de expresión es algo por lo que hay que velar siempre. A toda hora y en todo lugar. No sólo en la China. Porque se trata de algo que no está garantizado para todos los habitantes de un país, aunque esté refrendada en las constituciones de muchos. En España por ejemplo, según algunos de los blogs que leo, se da por descontada y se cree que existe sin ninguna cortapisa. Pero leyendo el reciente blog de Pepe Contreras me encuentro con que la razón por la que este periodista en ejercicio ha empezado a bloguear, es precisamente porque

Un periodista tiene derecho a tener voz propia. La libertad de expresión está consagrada en la Constitución española. Y está amenazada en España.

Y tiene enemigos acérrimos en otras partes. Muchos de ellos se la pasan hipócritamente diciendo estar en su favor cuando en la práctica actúan para impedirla. Uno de ellos es Bush. Él la defiende cuando se aplica a sus intereses, a los de las petroleras que financiaron su elección y al grupo político que él representa. Pero no ha salido a defenderla, ni a pedir que se modifique la ley por la cual Judith Miller, la periodista del New York Times, ha sido condenada como criminal por negarse a revelar sus fuentes de información. Judith está ahora en la cárcel por enfrentarse al vicepresidente Rumshfeldt. Al recibir el veredicto de la Corte Suprema que la condenó Miller dijo:

“He hecho una crónica del lado oscuro del mundo donde la ley es una envoltura arbitraria que le sirve a los podersosos. Dijo también en la corte: “Sé que las sociedades más libres y justas… son ésas que tienen una prensa libre . . . donde se publica información que el gobierno no quiere revelar.”

Sin quererlo, tal vez, la Corte ha incurrido en una clara violación de la libertad de expresión. Según dijo el Editor del NYT Arthur Sulzberger, Jr.,

Espero sinceramente que ahora el Congreso adelante y promueva una legislación protectora federal de tal forma que otro periodistas no tengan que abocarse al encarcelamiento por hacer su trabajo.

En Latinoamérica cada rato aparecen enemigos de la libertad de expresión. Hoy no voy a comentar sino uno. El más reciente. Se trata del dueño de un periódico. Un periodista y además, ahora Senador. Que fue alcalde de su ciudad y gobernador de su región. Tal como lo ha denunciado de manera valiente pabloprensa en su bitácora, el Señor Juan Gómez Martínez está impulsando un proyecto de ley con el fin de:

introducir en el Código Penal una norma dirigida expresamente contra los periodistas y comunicadores sociales, bajo la figura de “injuria y calumnia calificadas”. Si se lee con cuidado, la aparente precisión del texto del senador, realmente nos introduce en el terreno de las ambigüedades. No le basta al senador la definición que hace el Código Penal de los delitos de injuria (“El que haga a otra persona imputaciones deshonrosas”, art. 220) y calumnia (“El que impute falsamente a otro una conducta típica”, art. 221), sino que agrega de su cosecha la frase “cualquier aseveración sin fundamento o prueba controvertida” lo cual abre una amplia puerta para que se penalice cualquier opinión que alguien exprese sobre otra persona

Lo peor de esto, es que si prospera, dicha legislación está diseñada para amedrentar no solo a periodistas sino tambien a los blogs, porque claramente estipula que se le aplicará

a cualquier persona que opine a través de medios de divulgación colectiva.

Está delicada la cosa en Colombia. Y en muchas otras partes del mundo como puede verse aquí y aquí. La libertad de expresión es quizás una dama, sexy, fresca y necesaria como la célebre Penélope de la Odisea. Y con muchos pretendientes. Que no son otra cosa que sus peores enemigos.

Este artículo fue publicado el Miércoles, Agosto 31st, 2005 a las 15:36 y esta categorizado bajo Recapitulaciones, Observaciones. Puedes seguir las respuestas y comentarios a este artículo a través del feed RSS 2.0 . Puedes dejar un comentario, o hacer un trackback desde tu sitio.