¿Civilidad o violencia en los cuarteles?
Astrolabio es un blog que visito con frecuencia. En él Julio César Anturi acotó una apasionante entrevista que la periodista Patricia Politzer le hizo al coronel chileno Carlos Ojeda quien hace poco estuvo en París, estudiando Ciencias Políticas en La Sorbona. Ojeda escribió una tesis titulada “Desarrollo del sistema interamericano de defensa a la luz de las amenazas del siglo XXI“, que aún debe ir a sustentar para graduarse.
Él es uno de los personajes del reciente libro de la periodista Politzer: “Chile: ¿de qué estamos hablando?“.
La entrevista es muy reveladora de los cambios que se están operando en las fuerzas armadas de algunos países latinoamericanos, donde hay militares pensantes y críticos que abandonaron hace tiempo viejas prácticas encasilladoras y esquemáticas.
La traigo a cuento en momentos en los cuales hay armado un escándalo en Colombia (otro más) en torno a la violencia y brutalidad con que son disciplinados y “educados” los jóvenes reclutas colombianos.
Un grupo de recién ingresados al ejército acaban de ser torturados y humillados al extremo, como parte de la formación que deben recibir. Bluelephant’s ballad en su bitácora, quien vivió en carne propia versiones más suaves del susodicho “entrenamiento” militar, considera todas sus excesos como “una farsa” que hace al ejército más ineficiente.
Por su parte PabloPrensa se pregunta ¿Hasta qué punto la guerra se ha metido en el alma de quienes la enfrentan a diario, convirtiéndolos en seres insensibles y crueles? Mientras Marsares en Parapolítica presenta evidencias de que no se trata de un fenómeno nuevo, sino de prácticas que vienen desde atrás.
Que se destape la olla y se discutan estos gestos inhumanos y detestables, se castigue a cada uno de los militares de rango que los ejecutan y enseñan. Y que ojalá se multipliquen los ejemplos de coroneles como Ojeda, un militar que está cambiando y con él la institución a que pertenece.
Febrero 23rd, 2006 at 13:38
Personalmente, creo que los ejércitos se comportan de manera semejante en todas las partes del mundo. En el que caso que mencionas del coronel Carlos Ojeda, ha habido un cambio parcial en el ejército chileno, pero igual se han presentado casos terribles, como una marcha de reclutas en el invierno pasado, que dejó 46 de estos muchachos, muertos entre la nieve de la zona cordillerana del sur del país. El coronel Cereceda, que los obligó a marchar en condiciones adversas (había en ese momento, lo que se llama “viento blanco”, que son ráfagas de nieve que en cuestión de minutos sepultan paisajes y casas y, por supuesto, personas) fue procesado por la justicia civil, y la semana pasada salió su condena de 5 años y 1 días de prisión. A los familiares les pareció poca la pena. Este caso sería asimilable al del maltrato en el ejército colombiano. Pero creo estar seguro que en todos los ejército del mundo, hay muchachos que se suicidan o que mueren en prácticas forzadas; y esto, no trasciende a los medios de comunicación.
Sí, acá ha habido un cambio. Ciertamente no es lo mismo PinoRiggs Tanatochet en plena efervescencia, que ahora, 16 años después de democracia. Se ha humanizado esa institución. Como te dije en Astrolabio, el general Juan Emilio Cheyre, es, digámoslo así, un revolucionario de esa institución. Sin embargo, creo que la naturaleza misma de los militares, entraña abuso de poder y órdenes absurdas.
Febrero 23rd, 2006 at 14:22
Es muy probable que así sea. Al menos en los países donde el machismo todavía impera y la violencia está muy metida en la vida cotidiana de la mayoría de los habitantes.
Imagino que en países donde hay más equidad social (como los escandinavos por aquello de la socialdemocracia) los ejércitos han evolucionado hacia formas más civiles y democráticas de entender la institución.
En todo caso con esta nota quise mostrar como en una institución como el Ejército chileno, que historicamente le va a quedar debiendo a la humanidad una afrenta de violencia e injusticia imperdonables, empiezan a surgir personas y grupos que quieren renovarla, sacarla del siglo XVII y ponerla a tono con la contemporaneidad.
By the way: me encanta el nombre que le has dado al asesino mayor: Pino-(trapisonda Riggs) (tanato)-chet. Un general que vendió su alma al poder de los Estados Unidos por un plato de lentejas.
Febrero 26th, 2006 at 8:02
Encuentro un texto del General(r) Álvaro Valencia Tovar sobre la Ética del mando en la institución militar, del cual cito algunas frases que vienen bien a la reflexión que aquí se plantea:
-”El mando entrega prerrogativas y dominio sobre las personas, que es preciso saber administrar. Las tentaciones del autoritarismo no son pocas cuando el radio de acción de la autoridad es prácticamente ilimitado. Es aquí donde las cualidades del verdadero superior afloran con toda su riqueza o la falta de ellas en quien no sabe serlo acusan sus más agudos efectos negativos”.
-”El sentimiento humanitario, la sensibilidad, la compasión, el afecto, son condiciones que ganan la adhesión de los subalternos, sin que por practicarlas adecuadamente pierdan su necesaria rigidez los moldes del mando. Recordar que se dirigen seres humanos, con sentimientos, flaquezas, limitaciones, y no autómatas forzados a obedecer sin réplica, contribuye a hacer del mando una relación más positiva”.
-”El abuso de la indefensión del subalterno suele ser una de las conductas antiéticas en el militar con mando. Utilizarlo como cordero expiatorio de fallas que no son suyas, utilizar el castigo como argumento sin caer en cuenta de que éste debe ser un recurso extremo y proporcionado con la gravedad de la falta, hostilizar hasta la desesperación a un subalterno por antipatía, utilizar la autoridad para ejercer represalias contra alguien por razones ajenas al servicio, ofender de palabra o -más grave aún- de obra, son formas de quebrantar la ética del mando, que muchas veces exige todo para sí: lealtad, subordinación, respeto, acatamiento, consideraciones, que el jefe no está dispuesto a dar en medida equivalente al subordinado”.
Ojalá quienes están a cargo del entrenamiento de los reclutas y quienes tienen posición de mando en las Fuerzas Armadas de Colombia recuerden y apliquen estas enseñanzas escritas por un hombre de milicia, como ellos.
Saludo.
Febrero 26th, 2006 at 14:31
Gracias Pablo por traer a cuento estas excelentes anotaciones que creo deberían ser la guía de cualquier militar.
El problema radica en que aquí se habla de estándares éticos muy altos, que no muchas personas están preparadas o deseosas de seguir.
Como el mismo general lo revela el problema consiste en resistir a “las tentaciones del autoritarismo” en una institución donde ” el radio de acción de la autoridad es prácticamente ilimitado”. Yo opino que es demasiado difícil no caer en el autoritarismo y el abuso en ejército. Una institución que creo debería dejar de existir.