El idioma sonoro del poeta Rubén Darío en manos de un goloso

Me gusta la belleza sonora del castellano. Sobre todo en manos de poetas como Rubén Darío quien lograba que las palabras vibraran como instrumentos musicales en sus poemas. Él supo convocar los vocablos con una sonoridad tímbrica asombrosa. Transcribo, como ejemplo, un pasaje de su Marcha Triunfal:

Los claros clarines de pronto levantan sus sones,
su canto sonoro,
su cálido coro,
que envuelve en su trueno de oro
la angustia soberbia de los pabellones.
El dice la lucha, la herida venganza,
las ásperas crines,
los rudos penachos, la pica, la lanza,
la sangre que riega de heroicos carmines
la tierra;
los negros mastines
que azuza la muerte, que rige la guerra.

Esta mañana me vino a la memoria Darío cuando se me ocurrió recomponer lo que van a leer más adelante. Todo porque resulta que algún loco desde Chile me quiere vender quesos. Y con tal intención decidió arrojar en la bandeja de mi saturado Gmail una sonora y singular lista de delicias, que a pesar de ser totalmente desconocidas para mí, me volvieron la boca agua. Escogiendo sonoridades de tal lista compuse el siguiente “poemoide” como homenaje a Rubén Darío y para destripe y tema de conversación entre mis contertulios.

Canción láctica chilensis

Chanco kumey
Mantecoso kumey
Chanquito mantecoso kumey
Chanco don Ricardo
Gouda chilolac
Gouda laminado frutillar
Queso de cabra

12 Responses to “El idioma sonoro del poeta Rubén Darío en manos de un goloso”

  1. JAIME HUMBERTO MEDINA MEDINA Says:

    Alvaro: Me hiciste recordar otro texto de RUBEN DARÍO que dedica y titula COLOMBIA, que alguna vez me aprendí cuando estaba en bachillerato.

    Tierra de leones es el conocido epíteto que Rubén Darío nos dedicó en un soneto de circunstancias:

    Colombia es una tierra de leones;
    el esplendor del cielo es su oriflama;
    tiene un truenoperenne: el Tequendama,
    y un Olimpo divino…

    Tomado de http://www.lablaa.org/blaavirtual/publicacionesbanrep/boletin/boleti3/bol12/verde.htm

    El texto completo en:

    http://www.epigrafe.com/preview/nicaraguavp.pdf

    Saludos desde la Perla del Otún.

  2. Velvet Says:

    ¿Que se puede decir?

    Marcha Triunfal… una delicia celestial…

    … tu “canción láctica” una delicia terrenal.

  3. Álvaro Says:

    Jaime Humberto:
    Gracias por tu comentario y por compartir el enlace al poema completo de Rubén Darío del que yo apenas recordaba los dos primeros versos. Un saludo muy cordial.

    Velvet:
    Muy divertido tu contundente y comprimido juicio crítico sobre los dos elementos a disposición. En sus mejores momentos el crítico debe igualar o superar al creador. Creo que lo logras con humor y desparpajo.

  4. Buntaro Akisaura Says:

    Vaya Vaya… Es un buen homenaje al Padre del Modernísmo…

    Recuerden los camellos de Valencia

  5. Yanina Says:

    A propósito de chilenadas, tus versos me trajeron el siguiente poema de Nicanor Parra a la memoria y de ahí lo de chilensis: Viola chilensis.

    DEFENSA DE VIOLETA PARRA

    Dulce vecina de la verde selva
    Huésped eterno del abril florido
    Grande enemiga de la zarzamora
    Violeta Parra.

    Jardinera
    locera
    costurera
    Bailarina del agua transparente
    Árbol lleno de pájaros cantores
    Violeta Parra.

    Has recorrido toda la comarca
    Desenterrando cántaros de greda
    Y liberando pájaros cautivos
    Entre las ramas.

    Preocupada siempre de los otros
    Cuando no del sobrino
    de la tía
    Cuándo vas a acordarte de ti misma
    Viola piadosa.

    Tu dolor es un círculo infinito
    Que no comienza ni termina nunca
    Pero tú te sobrepones a todo
    Viola admirable.

    Cuando se trata de bailar la cueca
    De tu guitarra no se libra nadie
    Hasta los muertos salen a bailar
    Cueca valseada.

    Cueca de la Batalla de Maipú
    Cueca del Hundimiento del Angamos
    Cueca del Terremoto de Chillán
    Todas las cosas.

    Ni bandurria
    ni tenca
    ni zorzal
    Ni codorniza libre ni cautiva

    solamente tú
    tres veces tú
    Ave del paraíso terrenal.

    Charagüilla gaviota de agua dulce
    Todos los adjetivos se hacen pocos
    Todos los sustantivos se hacen pocos
    Para nombrarte.

    Poesía
    pintura
    agricultura
    Todo lo haces a las mil maravillas
    Sin el menor esfuerzo
    Como quien se bebe una copa de vino.

    Pero los secretarios no te quieren
    Y te cierran la puerta de tu casa
    Y te declaran la guerra a muerte
    Viola doliente.

    Porque tú no te vistes de payaso
    Porque tú no te compras ni te vendes
    Porque hablas la lengua de la tierra
    Viola chilensis.

    ¡Porque tú los aclaras en el acto!

    Cómo van a quererte
    me pregunto
    Cuando son unos tristes funcionarios
    Grises como las piedras del desierto
    ¿No te parece?

    En cambio tú
    Violeta de los Andes
    Flor de la cordillera de la costa
    Eres un manantial inagotable
    De vida humana.

    Tu corazón se abre cuando quiere
    Tu voluntad se cierra cuando quiere
    Y tu salud navega cuando quiere
    Aguas arriba!

    Basta que tú los llames por sus nombres
    Para que los colores y las formas
    Se levanten y anden como Lázaro
    En cuerpo y alma.

    ¡Nadie puede quejarse cuando tú
    Cantas a media voz o cuando gritas
    Como si te estuvieran degollando
    Viola volcánica!

    Lo que tiene que hacer el auditor
    Es guardar un silencio religioso
    Porque tu canto sabe adónde va
    Perfectamente.

    Rayos son los que salen de tu voz
    Hacia los cuatro puntos cardinales
    Vendimiadora ardiente de ojos negros
    Violeta Parra.

    Se te acusa de esto y de lo otro
    Yo te conozco y digo quién eres
    ¡Oh corderillo disfrazado de lobo!
    Violeta Parra.

    Yo te conozco bien
    hermana vieja
    Norte y sur del país atormentado
    Valparaíso hundido para arriba
    ¡Isla de Pascua!

    Sacristana cuyaca de Andacollo
    Tejedora a palillo y a bolillo
    Arregladora vieja de angelitos
    Violeta Parra.
    Los veteranos del Setenta y nueve
    Lloran cuando te oyen sollozar
    En el abismo de la noche oscura
    ¡Lámpara a sangre!

    Cocinera
    niñera
    lavandera
    Niña de mano
    todos los oficios
    Todos los arreboles del crepúsculo
    Viola funebris.

    Yo no sé qué decir en esta hora
    La cabeza me da vueltas y vueltas
    Como si hubiera bebido cicuta
    Hermana mía.

    Dónde voy a encontrar otra Violeta
    Aunque recorra campos y ciudades
    O me quede sentado en el jardín
    Como un inválido.

    Para verte mejor cierro los ojos
    Y retrocedo a los días felices
    ¿Sabes lo que estoy viendo?
    Tu delantal estampado de maqui.

    Tu delantal estampado de maqui
    ¡Río Cautín!
    ¡Lautaro!
    ¡Villa Alegre!
    ¡Año mil novecientos veintisiete
    Violeta Parra!
    Pero yo no confío en las palabras
    ¿Por qué no te levantas de la tumba
    A cantar
    a bailar
    a navegar
    En tu guitarra?

    Cántame una canción inolvidable
    Una canción que no termine nunca
    Una canción no más
    una canción
    Es lo que pido.

    Qué te cuesta mujer árbol florido
    Álzate en cuerpo y alma del sepulcro
    Y haz estallar las piedras con tu voz
    Violeta Parra

    Esto es lo que quería decirte
    Continúa tejiendo tus alambres
    Tus ponchos araucanos
    Tus cantaritos de Quinchamalí
    Continúa puliendo noche y día
    Tus toromiros de madera sagrada
    Sin aflicción
    sin lágrimas inútiles
    O si quieres con lágrimas ardientes
    Y recuerda que eres
    Un corderillo disfrazado de lobo.

  6. Álvaro Says:

    Buntaro:
    Es un homenaje un poco bárbaro, porque no tiene un contenido muy lógico. Tiene más de poema dadaísta que otra cosa. Es una lista de categorías de queso en algún lugar del mundo. Y precisamente de Chile, de donde vienen dos de los más grandes poetas de la humanidad, Neruda que escribio el poema a la cebolla y el anti-poeta Nicanor Parra que Yanina ha traído a cuento de manera tan oportuna. Lo interesante es que Nicanor, en este poema a su querida hermana, dejó de ser anti-poeta. Hizo una pausa, para poder escribirle a una de las compositoras (y artista) más bellas y del mundo.

    Yanina:
    Gracias por recordame esa preciosidad de poema, tan lleno de cariño y tan sonoro en cada uno de sus vocables.

  7. Markota Says:

    Yanina, yo adoro la versión que grabaron juntos Nicanor y Violeta, con el texto de este poema. Hace muchísimos años que no oigo a Violeta Parra, pero la dulzura de su voz la tengo fresca en la memoria.

    Un abrazo desde Colombia.

  8. Jesús Dapena Botero Says:

    Si Rubén Darío escribió los versos que dicen:

    Colombia es una tierra de leones;
    el esplendor del cielo es su oriflama;
    tiene un truenoperenne: el Tequendama,
    y un Olimpo divino, sus canciones

    que se vaya el nicaragüense a buscar la armonía quién sabe a dónde pues a nosotros no nos la trae; que se vaya con Dionisios al infierno y que no nos vuelva con sus marchas triunfales, que no anuncian sino devastación y muerte; si es preciso, que ni él ni Apolo pulsen esa lira, ni suene la flauta de esos Panes que invitan a la guerra como el clarín del tango, para que mucha gente muera o quede lisiada en los campos de una Colombia mucho más anodina; los gritos de guerra del modernismo ya no nos sirven en un mundo que ha pasado por los horrores de Auschwitz y cuando la horrible noche colombiana no cesa ni parece querer parar, aunque muchos estemos cansados de guerra, como la Teresa Batista de Jorge Amado y deseemos hacer un canto al erotismo o queramos gritar con Sábato: ¡Nunca más!

  9. Álvaro Says:

    Markota:
    No conozcco la versión que mencionas y me hubiera gustado mucho oirla.

    Jesús:
    Tienes razón en que el contenido, el tono y la forma del poema están pasados de moda. Pero la musicalidad de la lengua y la composición rítmica siguen siendo admirables.
    Estoy de acuerdo contigo por otra parte en rechazar toda forma de guerrerismo.

  10. Jesús Dapena Botero Says:

    Álvaro, el contenido, el tono y la forma del poema de Rubén Darío no me producen ningún problema, en su contexto son valiosísimos; el problema es que los colombianos hemos tomado casi al pie de la letra que somos una tierra de leones pero sin la majestad del Rey de los Animales sino con la bajeza de lobos y chacales; desde la época de los inicios de la República en el siglo diecinueve no hemos parado de una guerra absurda, que comprueba la frase de Plauto y Hobbes, de que el hombre para el hombre es lobo, pero a los jóvenes se los induce a la pelea, con versos del himno nacional, cuya letra es de otro poeta y político del ochocento, Rafael Nuñez, que dice por ejemplo: “Centauros indomables descienden a los llanos” pero ahora no van de a caballo sino a pie, cruzan por terrenos minados, y vuelven mancos, sin piernas, sin ojos, como criaturas de Frankenstein. No hay allí nada mitológico, honroso, sino mutilación y muerto. Es eso lo que repudio.

  11. Álvaro Says:

    Ahora comprendo mejor, Jesús. Y estoy completamente de acuerdo con lo que planteas.

  12. Jesús Dapena Botero Says:

    Hoy les doy mis buenos días con un bello poema de don Antonio Machado en honor a nuestro nicaragüense Darío, cada uno estimulaba la palabra del otro y seguramente nunca se dijeron:

    - ¿Por qué no te callas?

    Era una auténtica colaboración hispanoamericana.

    ¿No sería bueno seguirles el ejemplo?

    Jesús

    A LA MUERTE DE RUBÉN DARÍO

    Si era toda en tu verso la armonía del mundo,

    ¿Dónde fuiste, Darío, la armonía a buscar?

    Jardinero de Hesperia, ruiseñor de los mares,

    corazón asombrado de la música astral,

    ¿Te ha llevado Dionysos de su mano al infierno

    y con las nuevas rosas triunfantes volverás?

    ¿Te han herido buscando la soñada Florida,

    la fuente de la eterna juventud, capitán?

    Que en esta lengua madre la clara historia quede;

    corazones de todas las Españas, llorad.

    Rubén Darío ha muerto en sus tierras de Oro,

    esta nueva nos vino atravesando el mar.

    Pongamos, españoles, en un severo mármol,

    su nombre, flauta y lira, y una inscripción no más:

    Nadie esta lira pulse, si no es el mismo Apolo,

    nadie esta flauta suene, si no es el mismo Pan.

    Antonio Machado, 1916

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