Beneficiarios de la guerra: las FARC y el gobierno de Uribe
Es difícil vivir en un país donde a los indígenas se los persigue y mata de forma sistemática, como en Colombia. Las FARC acaban de cometer dos espantosas masacres contra la población Awá, en el extremo sur del país, donde el narcotráfico se disputa con otras bandas criminales el territorio ancestral de las tribus originarias. El estado por su parte hace muy poco para protegerlos; y el gobierno actual , en varias ocasiones, al ejército légitimo de los colombianos; a que reprima, calle y dispare contra los líderes indígenas que se oponen a la estrategia militar del gobierno de Uribe.
Resulta escalofriante constatar la irresponsable actitud del Ministro de “Defensa” Santos, quien culpó a los indígenas mismos de las masacres, por no “colaborar” con el gobierno. Lo que él falazmente no explica, es el tipo de colaboración que espera de los Awá; así pretende confundir a la opinión pública, e intenta lavarse las manos ante el mundo, frente a un crimen que él y sus subordinados estaban llamados a impedir.
Los indígenas por su parte aspiran a permanecer neutrales en medio del fuego cruzado, defienden la autonomía territorial que les confiere la Constitución y no desean ver sus espacios invadidos por el Ejército nacional y mucho menos que las FARC, esas ” señoras de la guerra”, que quieren apoderarse de sus territorios a sangre y fuego.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia hablan ahora de querer la paz, pero con estos hechos queda demostrado que solo les interesa la guerra. Uribe es menos ambiguo y lo dice de frente: a él solo le conviene y le interesa el uso de la violencia y el plomo. Lo que prueba lo dicho por Alan Jara: a estos “amigos de las armas” les interesa más su conveniencia política que el bien común de toda la ciudadanía.
En medio de estos dos poderosos ejércitos (uno de ellos actuando en nombre y bajo el dinero de todos los colombianos) se ensañan contra la población originaria de un país cada vez más violento, triste y absurdo.
Febrero 16th, 2009 at 17:14
Cuando se trata del negocio del narcotráfico, el gobierno y las FARC están dispuestos a lo que sea… escuchar a cualquiera de estos bandos hablando de paz ya no tiene sentido, siempre pasarán por encima de quien sea necesario para lograr sus intereses y maquillarlos con buenas intenciones.
Saludos.
Febrero 16th, 2009 at 23:51
País sin futuro, o lo hay, pero bastante negro.
Con estos que gobiernan, más los asesinos alzados en armas, la población termina por unirse a uno u otro bando y la guerra será consecutiva, aunque todos necesariamente no empuñen un arma.
Febrero 17th, 2009 at 17:37
Tomáz:
Estoy de acuerdo contigo y añadiría que la mala suerte de los indígenas es vivir en las selvas y en zonas despobladas y de gran riqueza. Porque allí el estado no llega sino para proteger a las grandes empresas mineras o madereras.
kr3st0:
Tu primera afirmación me parece muy dura y fatalista. La entiendo pero no puedo compartirla. Racionalmente acepto que hay poco futuro a la vista para nuestro país, pero mi voluntad me dice que hay que hacer algo y que no podemos darnos por vencidos.
Qué bueno volverte a sentir por acá. Yo llevo ya tiempo sin visitar tu excelente blog. Un saludo muy cordial
Febrero 18th, 2009 at 17:30
lo más triste es que nos entimos orgullosos de nuestro ejército de falsos positivos y parecemos sentirnos muy felices de tener un gobierno que abiertamente apoya continuar esta guerra con el dinero que bien podría emplearse en salud y la educación que tanto nos falta.
no apoyo ni al uno ni al otro, pero me siento triste de ver que nosotros seguimos creyendo que la violencia es la única salida.
abrazos
Febrero 18th, 2009 at 21:24
El título para esta entrada no podía ser más preciso… Totalmente de acuerdo con lo que escribe: definitivamente la vía armada solo le conviene a unos pocos.
Nosotros parecemos simples espectadores de la realidad, como si esta fuera una película sobre la que nos es imposible actuar.
Saludo,
Cati.
Febrero 18th, 2009 at 22:39
unknown:
El panoramo es bastante neblinoso y oscuro. Pero no debemos darnos por vencidos querida amiga.
cati:
No solo parecemos, sino que a veces somos espectadores. Y allí es donde radica el problema, que los que estamos contra esta cosa absurda que es la guerra colombiana no logramos convertirnos en una masa que influya para que las cosas cambién radicalmente.