Este primero de Mayo se engalana con los mejores colores de la primavera.
Un verde claro brota del entramado de los árboles que con su savia empujan nueva vida.
Un firmamento azul celeste se expande salpicado de algunas nubes blancas como globos halados por hilos invisibles de algún niño travieso.
El rojo resplandece en las banderas y en el desfile de los manifestantes que celebran el día del trabajo, acompañándose de cantos y consignas.
Muy blanco y nórdico, el sol ya resplandece en plazas y tejados.
Las bocas son más bellas. Las muchachas sonríen y saludan.

Este artículo fue publicado el Sábado, Mayo 1st, 2004 a las 17:54 y esta categorizado bajo Observaciones. Puedes seguir las respuestas y comentarios a este artículo a través del feed RSS 2.0 . Puede dejar un comentario. Los trackbacks no est·n permitidos.