¿Para qué más armas?

Pocos negocios son tan lucrativos como la industria de las armas. De manera legal millones de personas en Estados Unidos y Europa se dedican a la producción, venta y tráfico de armas. Y sus gobiernos apoyan estas industrias, poderosas generadoras de empleo y riqueza.

Para estas comunidades y regiones donde se producen las armas, la resolución violenta de conflictos resulta ser una bendición y una maravilla para sus bolsillos. Las guerras o el temor a ellas son la garantía de que esta peligrosa industria se desarrolle y acreciente.

Una noticia esta semana anuncia que el gobierno noruego esta considerando la posibilidad de no comprar aviones caza a los Estados Unidos como ha venido haciéndolo hasta ahora, sino a su vecino, Suecia.

Por un lado parece positivo: algo de justicia les asiste al negarle esos ingresos a la nación más agresiva e invasora que existe en el planeta.

Pero por otro lado uno se pregunta: ¿para qué diablos necesita más aviones caza un país como Noruega? ¿Una nación con una larga tradición democrática y pacífica que además tiene el honor y la responsabilidad anual de conferir el premio Nobel de la Paz?

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