El valor de denunciar en un país de silencios
Ejercer el periodismo en Colombia es un oficio altamente riesgoso. Se trata de una situación en donde la población civil se debate en el fragor del fuego que se cruzan varios ejércitos ilegales, además del ejercito estatal que debe protegerla.
En este momento no tengo a mano, las cifras de periodistas muertos cada año, que por fortuna está rebajando debido a las acciones del actual gobierno.
La semana pasada un periodista amenzado ha podido contarle al país desde su columna de opinión en la Revista Semana, que gracias a una buena investigación policial, ha sido posible detectar que las amenzas que venía recibiendo, provenían de una mansión lujosa en el Norte de Bogotá, y residencia de un ex-Senador de la nación que a pesar de sus fechorías sigue gozando del favor social y la admiración de la clase política colombiana.
El escritor y periodista Héctor Abad Faciolince publicó la semana pasada una valiente y reveladora columna donde reflexiona sobre la importancia de empezar de no dejarse arrinconar por las amenazas y defender el derecho a la libre expresión. Incluyo una cita, pero los remito al artículo completo, cargado de información, valor y denuncia:
A mí una vez, hace años, me amenazaron por cuenta de un mafioso, Perafán, (”téngase fino cuando Pastor salga de la cárcel”, me advirtieron) y otra vez me mandaron el recibo de un ataúd, después de escribir contra las universidades de garaje. Nunca lo denuncié. Dice Mauricio Vargas que él no ha querido usar sus columnas para denunciar las decenas de amenazas que le han hecho. Hice mal yo al callarme la amenaza, y hace mal Vargas. Todos los intimidados tenemos el deber de denunciar. Es la única manera en que estos fanfarrones (que a veces matan, en efecto), entiendan que no recibiremos sus amenazas de rodillas ni sus balas con los brazos abiertos. Cuando nos unamos para enfrentar a los violentos, los mafiosos que nos quieren callar entenderán que no son todopoderosos. Resistir es el mejor conjuro contra el miedo.
Julio 13th, 2005 at 1:54
Que valiente. A mi me daría terror.
Julio 13th, 2005 at 10:34
Actitud del periodista … Como hombre común y silvestre habrá tenido miedo,,, y no poco.
Hombre y periodista, unidos en el acto esencial…. Qué duro.
Salutes Álvaro.
Julio 13th, 2005 at 17:01
Se necesita valor mucho valor y pasión para no dejar de hacer lo que os gusta pese a amenazas.
saludosprimeros
Julio 13th, 2005 at 23:39
Gracias a Magda a Vir y a Solistra por sus reacciones este apunte. Creo que corroboran la admiración que muchos sentimos por la labor crítica y sensible que los grandes periodistas adelantan, por vocación y convicción.