Henrik Ibsen (1828-1906) nació en Skien de familia acomodada pero siendo muy niño vivió la pobreza por los reveses económicos de su padre. Fue boticario en Grimstad (he visitado dos veces dicha botica que aún existe) y estudió un año en la Universidad de Oslo donde conoció a otro gran escritor de su época Bjørnstjerne Bjørnson.

Tuvo la fortuna de ser invitado a Bergen en 1851 (apenas de 22 años) por el violinista Ole Bull quien le dio a Ibsen el cargo de “poeta y asistente de dirección” del recién construido Teatro Nacional en Bergen. Aquí se formó y aprendió todos los intríngulis de la puesta en escena lo que le facilitó pocos años después, el poder dirigir el Teatro Nacional de Oslo.

Fue muy famoso en su tiempo y cuando cumplió sus setenta años fue ovacionado en la calle por una multitud en Copenhague quien le exigió salir al balcón de su hotel para recibir el saludo de sus admiradores. Durante un mes entero recibió todo tipo de homenajes en Escandinavia. Esta popularidad, sinembargo, no era compartida por todos los noruegos. Muchos encontraban en sus obras una profunda crítica a la sociedad de su época, al sometimiento de la mujer y al cinismo de los grandes dueños de la flota mercante noruega. Vivió en autoexilio durante 27 años desde donde escribió las obras que lo convirtieron en uno de los dramaturgos más grandes de la modernidad. De Noruega se fue decepcionado por el poco interés de sus compatriotas en sus obras y su estadía en Italia y Alemania le permitió tomar distancia de las gentes que retrataba con hondo conocimiento de sus debilidades y flaquezas.

Con él se inicia otro tipo de teatro, ése que ahonda en la psicología de los personajes, en su subjetividad y múltiples facetas. En Peer Gynt (1867), por ejemplo, hay una negación radical de las identidades individuales o nacionales como esencias, apuntando a que se trata en realidad de ausencias. Es famosa la escena donde Peer analiza su vida como comparándola con las capas de una cebolla, donde al final no existe un núcleo que la sustente.

Las obras de Ibsen me han atraído desde hace muchos años. La primera que leí fue su obra más conocida Casa de Muñecas (1879) donde con claridad esboza su simpatía por la emancipación de la mujer, tema que ahonda de manera más radical en Hedda Gabler (1890). Otras obras como la poderosa El enemigo del pueblo (1882), me han seducido por la solidez de su armazón dramática y su profundo sentido trágico. En John Gabriel Borkman (1896) muchos han visto rasgos de la personalidad independiente y hosca del autor. A mí me encanta por la novedad de su planteamiento y el contraste de vidas que retrata.

Noruega ha decido celebrar este centenario durante todo el año con un sinnúmero de actividades culturales que incluyen una Conferencia de nivel Internacional para el estudio de su obra, la publicación de tres nuevos libros y centenares de conciertos. Cabe destacar entre los libros el de la profesora Toril Moi, (apenas a punto de salir) que al parecer arroja nuevas luces sobre su obra. En Bergen se han hecho varias exposiciones en su honor y Noruega ha apoyado el montaje de varias de sus obras en diferentes partes del mundo.

Para más información de Ibsen la Wikipedia es un buen sitio a consultar

Este artículo fue publicado el Martes, Mayo 23rd, 2006 a las 16:13 y esta categorizado bajo Celebraciones. Puedes seguir las respuestas y comentarios a este artículo a través del feed RSS 2.0 . Puedes dejar un comentario, o hacer un trackback desde tu sitio.