Lo publiqué hace unas horas en equinoXio.org

La marcha en Bergen fue pequeña y proporcionada al tamaño de la segunda ciudad de Noruega que cuenta con 250 mil habitantes. No creo que haya más de cien colombianos acá y en la marcha no éramos más de 50 participantes, entre ellos una quincena de noruegos. Yo tomaba fotos y vestía una camiseta blanca por fuera de la chaqueta que me cubría de las gélidas temperaturas anunciadas.

Se había pedido el permiso a las autoridades con anterioridad para congregar la gente a las 17:00 horas, es decir para marchar exactamente a la misma hora que lo estaban haciendo las movilizaciones en Colombia. Hay seis horas de diferencia horaria y en Bergen oscurece muy temprano en esta época de invierno. Para todas las fotos hubo que usar el flash.

La concentración estaba citada en la estación de buses del centro de la ciudad y allí fueron llegando colombianos luciendo sombreros “vueltia’os”, ponchos y algunos con llamativas bufandas con los colores de la bandera nacional. Los noruegos en sus ropas de invierno.

Ponerse camisetas blancas no era fácil porque todo el mundo estaba bien abrigado. Dos o tres personas se las pusieron por encima de sus chaquetas. Algunas de las mujeres lucían abrigos de invierno de color blanco.

Cuatro personas trajeron banderas y muy a las cinco y diez (hora colombiana) llegaron los más entusiastas con dos excelentes pancartas escritas en noruego donde se les decía no a las FARC. Al salir de la estación y empezar a organizar la escasa “multitud” un viento helado azotó los rostros de los presentes y ya no nos abandonó en el resto de la marcha. Se trataba de un viento nórdico de esos que no cede y que se escabulle por las rendijas menos protegidas del cuerpo. Pero nadie tiritaba. La decisión de marchar era tan firme como oscura la noche.

Era evidente que no había presencia de militantes de partidos o de personas avezadas en organizar marchas. No se tenían consignas escritas para repartir y corear. Tampoco se disponía de megáfono. Rápidamente Marisol se encargó de ir dando las órdenes y de “enseñar” algunas consignas: “Nei til Farc”, “nei til vold” (violencia), “frigi alle gislene” (liberen a todos los secuestrados).

Después de repartir volantes a los transeúntes se emprendió la marcha rodeando el lago Lungaard en dirección a la plaza principal de la ciudad y la famosa piedra azul (típico lugar de encuentro). Un paisa con voz estentórea y autorizada empezó a corear las consignas en inglés con muy buena respuesta de todos los marchantes. Los transeúntes se detenían a escuchar y mirar. Al llegar a la plaza se corearon las consignas también en español y se cantó el himno nacional.

No hubo disenso ni aprovechamientos alguno de la marcha . Se gritó por la paz en Colombia y en un par de ocasiones se rechazó también la violencia paramilitar. Nadie mencionó al gobierno o a partido político alguno. Era una auténtica movilización ciudadana para manifestar la indignación contra el grupo guerrillero y sus acciones violentas.

El frío era espantoso y las banderas querían escaparse de las manos ya moradas de los portadores que habían olvidado los guantes en sus casas. Pero el entusiasmo no bajaba y el joven que entonaba los cánticos en noruego se turnaba con los de otros espontáneos que lo hacían en español e inglés.

Después de una vuelta larga por la plaza y de posar para la posteridad, la manifestación se encaminó hacia Bergens Tidende (el periódico de la ciudad) y allí siguió expresando su rechazo a la violencia guerrillera. En las escalas del edificio era posible protegerse del viento y la concavidad le daba mayor resonancia a las consignas. El portero avisó que en algunos minutos bajarían un fotógrafo y un reportero a registrar el evento.

Fue cuando decidimos escabullirnos y con Daniel, Helge, Lorena y María Eugenia nos encaminamos hacia Café Opera a buscar café humeante y una sopa que calentase nuestros huesos ateridos.

Este artículo fue publicado el Martes, Febrero 5th, 2008 a las 16:58 y esta categorizado bajo Relatos, cultura de la paz, resistencia pacifica, activismo, antimilitarismo, participacion, poli­tica, derechos humanos. Puedes seguir las respuestas y comentarios a este artículo a través del feed RSS 2.0 . Puedes dejar un comentario, o hacer un trackback desde tu sitio.