Los paramilitares ejecutan órdenes de otros más poderosos
Este blog se volvió una escuela, para mí. Un espacio formidable de intercambio de experiencias y de conocimientos. Las lecturas de los blogs de otros autores, las relaciones que estoy desarrollando con ellos y la posibilidad de conversar o tertuliar con mis comentadores me están enseñando, tal vez más, que los cientos de páginas que leí durante mis estudios formales previos.
Este blog es parte integral de mi vida en estos momentos. Puede que lo abandone luego y entre a ocuparme de otras cosas tal vez más prioritarias, pero nunca podré olvidar lo que me aporta y me entretiene.
Esta bitácora me obliga a leer, a comparar, a confrontar y a escuchar con mayor atención. Quienes entran a comentar aquí me ponen a pensar, me enseñan y me plantean retos vigorizantes. Ayer le pregunté a mis lectores sobre las posibles razones para que tantos sindicalistas fueran asesinados anualmente en Colombia y recibí seis multifacéticas respuestas, que me orientaron de manera decisiva a entender el acertijo.
Javier comenzó por recordarme que en Colombia, para mucha gente, profesar posiciones de izquierda es criminal y se paga con la muerte. Lo más terrible es que hemos llegado a un nivel de insensibilidad tal que cuando suceden esas cosas, nadie les presta atención. Por su parte Zuurfer me explicaba que tu país no es el único que sufre de esas aberraciones, en días recientes, México, mi país, ha vivido una situación vergonzante, una situación que demuestra las imposibilidades de un gobierno de derecha para manejar cuestiones sindicales.
Desde Buenos Aires, Florencia me dice que el caso de tantos sindicalistas asesinados le recuerda las épocas más oscuras de la historia de Argentina, en un pasado no tan lejano. Mientras Vicente Torres plantea que ni siquiera los atroces asesinos sabrían contestar quizás a mi pregunta. Virginia por su parte opina: Algo terrible pasa, para que las muertes sucedan una tras otra y ya sean noticias recurrentes. Algo que habría que analizar profundamente.
Y ése análisis es al que espero poder aproximarme aquí ayudado de un excelente documento que encontré en la red y de la mano buena de la pequeña padawan quien me recomendó leer el excelente artículo de Álvaro Delgado, un investigador del Cinep que el año pasado concluía que hay varias fuerzas y razones para que estas muertes proliferen, pero la principal se esconde detrás del poder y los intereses de los dueños de grandes empresas nacionales:
No hay peligro de insurgencia obrera en el horizonte. Yo diría que el empecinamiento de los empleadores en extinguir la organización laboral obedece más bien a dos motivos: hacer a un lado, ojalá para siempre, a los censores y denunciantes de la nueva redistribución de la propiedad en el país, basada en el capital paramilitar en auge, y acallar a la única fuerza social independiente que, más allá de los inevitables tropiezos e inconsistencias de la izquierda política, sigue enarbolando la bandera de la redención de clase, enfrentada a las formas de vida y trabajo capitalistas.
Y por otro lado a la labor de ciertas empresas multinacionales:
¿Por qué tantos sindicalistas de la salud, el magisterio, la electricidad asesinados en los últimos años en la Costa Atlántica? ¿No dizque esa era una región natural de tolerancia? ¿Por qué la transnacional Coca Cola, que uno creía que solo producía bebidas azucaradas y perjudiciales para la salud, a partir de 2001 resulta comprometida en amenazas de muerte y asesinato de varios de sus trabajadores y luego de cuatro años de ser demandada ante la corte del sur del Florida, USA, por sus propias organizaciones sindicales y por ONG de derechos humanos se niega a ofrecer reparaciones siquiera en parte a los familiares de las víctimas?
Mayo 1st, 2006 at 4:14
Es agradable descubrir el poder de convocatoria de la palabra… la palabra es principio y fin de lo existente, pero para que eso suceda es necesario el ejercicio de la conversación, del “tertuliar”, que nos permite expandir nuestro horizontes (ya lo decía un poeta: “La palabra principia su rumor de universo”.)
Mayo 1st, 2006 at 9:32
Hola Alvaro,
Con motivo del dia del trabajo, aparecen por estos dias en la prensa algunos de los viejos reclamos de los sindicalistas. Te recomiendo el articulo de El Tiempo de http://eltiempo.terra.com.co/economia/2006-05-01/ARTICULO-WEB-_NOTA_INTERIOR-.html que contiene varios elementos de respuesta. Una de las ideas centrales es que un movimiento fragil de trabajadores permite una explotacion maxima. Esto lo saben muy bien los sectores patronales, ansiosos evidentemente de ampliar los margenes de ganancia. Fijate que uno de los reclamos de hoy en dia de los sindicalistas: “El tercer tema que generó el distanciamiento fue el informe del Banco Mundial en el que participó el Gobierno y que propone disminuir el salario mínimo de los trabajadores y una flexibilización adicional de las normas laborales”. Como lograr bajar aun mas los salarios y flexibilizar mas las normas laborales? Fragilizando al sindicalismo, prohibiéndolo o acusando o ejecutando a quienes abiertamente protesten y se opongan. Y aqui, las multinacionales les han aprendido a las empresas nacionales. Todo esto ha sido estudiado y documentado: te recomiendo por ejemplo la pelicula “Han matado a un hombre”, de Nicolas Joxe, sobre el sistema de amenazas y asesinatos de la empresa Drummond en Barrancabermeja. El documental muestra que estos crimenes son ejecutados por los paramilitares en convivencia alegre y directa con las fuerzas de seguridad del Estado.
Mayo 1st, 2006 at 10:14
Y la pregunta siguiente siempre es la misma: ¿cómo impedirlo entre tanto miedo y tanta indiferencia? ¿cómo contrarrestar el silencio y el olvido que anula su sacrificio, su lucha y su martirio?
Una y otra vez, a lo largo de la historia, fueron las madres, las mujeres, quienes resistieron y continuaron preguntando, indagando e impidiendo la impunidad, cuando los asesinos creían haber eliminado a todos los resistentes.
Un abrazo desde España; haz un saludo reverente al sol de medianoche cuando llegue
Mayo 14th, 2008 at 22:21
[…] Hace dos años, es decir el viernes 28 de abril del 2006, entró a mi oficina mi colega Jon Helge Knudsen aterrado con la noticia que acababa de leer y a preguntarme: ¿sabes cuántos sindicalistas matan en Colombia cada año? Yo traté de balbucear una respuesta, antes de que él fuese más allá: quiero que me expliques ¿por qué matan ustedes a los sindicalistas? […]