La mañana del 1 de Mayo estaba bonita. El desayuno fue parco pero bien “trancado”. Nos fuimos a la plaza de mercado a las 12 del día donde un grupo de organizaciones se reunían para escuchar discursos y mensajes en torno a diferentes causas y problemas. La concentración no era muy grande y había gente de todas las edades, desde ancianos muy bien vestidos con llamativas corbatas rojas, hasta señoras mayores luciendo su traje nacional (llamado bunad).

El presentador de los discursos hablaba perfecto noruego pero con un inconfundible acento de inmigrante francés. Fue llamando a los que iban a hablar por turnos. El ambiente era festivo y relajado y la respuesta del público a los discursos era entusiasta como si se de un concierto de rock o rap se tratase. Helge Bjørlo habló en nombre del Comité Noruego de Solidaridad con América Latina (LAG). Presentó de manera sencilla y documentada las cifras que dan cuenta de los cientos de sindicalistas asesinados en Colombia en los últimos cinco años.

Destacó la importancia de movilizarse en solidaridad contra las muertes y la opresión de los sindicalistas, “gente que vive con peligro de muerte por opinar y luchar por cosas que para nosotros en Noruega son cosas evidentes. Se trata de pedir justicia de ejercer del derecho que todos los seres humanos tienen organizarse y junto a otros luchar por una vida diaria mejor.” dijo.

El entusiasmo y los aplausos iban creciendo a medida que el evento avanzaba. Eran alrededor de 500 personas en la plaza. Nos ausentamos con mi hija y algunos amigos para irnos a otra parte de la ciudad desde donde saldría a desfilar algunos de los 104 grupos de sindicatos que agrupa el paraguas de organizaciones LO, La Central Sindical de Trabajadores Noruegos.

Yo sabía que de allí saldría la acción más original del día, que iba a ser protagonizada por la organización juvenil de LO. Al llegar ya se estaban vistiendo para desfilar. 70 de ellos se enfundaron en un “overol” blanco y marcharon luciendo una especie de cartel/lápida con cada uno de los nombres de los 70 trabajadores más recientemente asesinados en el país. Desde 12 sitios de la ciudad salían a converger en la plaza central de Bergen los otros sindicatos con sus estandartes, pendones, banderas y bandas de música propios.

La entrada del grupo de los 70 fue impactante y lúgubre en un principio. Dos chicas tocaban un par de tambores con un redoble fúnebre. Unos llevaban carteles y otros, información que iban repartiendo a su paso a los interesados. También hojas en las que recogían firmas para ser enviadas a la Embajada de Colombia al final de esta semana. En ellas rezaba: “Requerimos que el gobierno colombiano le ponga fin a los asesinatos de los sindicalistas y aquellos que luchan por los derechos humanos en Colombia”.

En la plaza grande la asistencia era masiva. Alrededor de 3500 personas estaban presentes, el sol salió y el ambiente era muy agradable. Una banda de rock empezó a ejecutar sus canciones. Luego vinieron más discursos. Era un deleite caminar por entre la multitud examinando rostros, banderas y la actitud expectante y firme de todos los que estaban allí para manifestar su voluntad de seguir defendiendo los puestos de trabajo y el derecho a expresarse con libertad.

Tomé muchas fotos y aquí solo pongo unas cuantas. Hacia el final un viento helado del sur comenzó a soplar inclemente y a minar el aguante de los asistentes. Al rato decidimos irnos a descansar para protejernos de sus garras malcriadas.

El primero de mayo en Bergen siempre me ha llamado la atención. Es una fiesta con alto sabor político, un día para salir a compartir con otros, a mirar y a ser mirados. Cientos de jóvenes se disfrazan y así le añaden a estos serios desfiles un tono carnavalesco. Una mezcla de alegría y seriedad domina. Este año no desfilaron (como lo hicieron una vez en el pasado) un grupo de jóvenes defendiendo el amor sadomasoquista. La cosa esta vez tuvo un tinte más duro y solidario: recordar que mientras aquí estamos navegando en el bienestar, la legalidad y la convivencia ciudadana en otras partes del mundo se asesina a mansalva a quienes el Estado debería proteger: los trabajadores.

Este artículo fue publicado el Jueves, Mayo 4th, 2006 a las 20:31 y esta categorizado bajo Celebraciones, Relatos, Cultura. Puedes seguir las respuestas y comentarios a este artículo a través del feed RSS 2.0 . Puedes dejar un comentario, o hacer un trackback desde tu sitio.