Elefantes informes en el firmamento
Dejó de llover después de muchas horas de humedad. Hay nubes densas en el horizonte y afuera el atardecer tiene tintes morados. Una especie de desolación me invade. La neblina viaja acaballándose sobre las colinas no muy distantes. Hay algo sobrecogedor en el ambiente. Una luz tenue, persistente y cambiante no me parece melancólica pero se me antoja agobiante por su llamativa dejadez.
Las nubes en estas latitudes son empujadas por los vientos con tal velocidad que simulan elefantes gigantescos en el firmamento. Están dotados de escasas alas informes y se desplazan en formaciones intermitentes de algodones morados. Se convertirán en nubes negras antes de chocar con otras de polaridad diferente. Vendrán entonces los choques eléctricos y las precipitaciones.
El ciclo milagroso del agua se repite. Quisiera aprender a agradecerlo.
Marzo 12th, 2007 at 21:42
Me gusta este artículo. La naturaleza es hermosa y fascinante.
Marzo 12th, 2007 at 21:52
Y generalmente es nuestra aliada.
Muchas gracias por tu visita y tu comentario, Fabián.
Marzo 13th, 2007 at 3:26
Qué bonita estuvo esta clase de ciencias sobre el ciclo del agua
Marzo 13th, 2007 at 9:34
je je je
Aquí estoy sonriendo, feliz con tu comentario. Eso de ser maestro parece que me invade hasta en momentos melancólicos
Y apareces tú para mostrar el lado amable de moneda. Gracias. Nos leemos.
Marzo 15th, 2007 at 21:59
La lluvia: recuerdo cómo llovía hace años en una ciudad hoy muy lejana.
Aquella luvia en una ciudad que estaba conociendo era misteriosa. El paisaje urbano estaba bañado por la lluvia en las calles y me fue grato.
Gracias porque por tu post, lo recordé.
Marzo 15th, 2007 at 22:42
Rain:
Gracias por tu comentario. Ciertas tardes de lluvia me traen recuerdos de infancia en un pueblo pequeño y de tierra fría, donde solo estaba de paso.