Para los que nos gusta, un Festival de cine como el de Santa Fe, es un banquete continuo de delicias, donde sirven abundante y variada comida para el espíritu. Escasamente tiene uno tiempo para la pausa del almuerzo que permite la charla con viejos colegas y amigos o para hacer nuevas relaciones, en cenas que muchas veces se recortan para poder atender a la proyección de un film que no se ha visto.
Este intenso ritmo de conferencias y películas es lo que distingue a los festivales buenos de los mediocres y los malos. Últimamente solo asisto a dos, máximo tres, festivales al año y los escojo con pinzas delgadas. Porque quiero intensidad y profundidad. Films por montones, conferencias, coloquios y discusiones que justifiquen, como en los mejores banquetes, la presencia de nosotros, los ávidos de aprender e intercambiar ideas y puntos de vista.
Mi intención era publicar en vivo y en directo durante el Festival de Cine, pero solo alcancé a hacerlo una vez. Pensé que el tiempo iba a alcanzarme para reportar cosas y hacer pequeños resúmenes de las conferencias y mesas redondas del foro académico. El ritmo endemoniado con que sucedieron las cosas en Santa Fe de Antioquia apenas me permite hacerlo ahora. Porque no quise perderme casi nada en una programación diaria que comienza a las nueve de la mañana con un flujo incesante y maravilloso de films y conferencias durante todo el día y con películas, al aire libre y en los parques, desde las siete de la noche hasta la una o dos de la madrugada.
Este festival se vio enriquecido con la visita de la Ministra de Cultura quien preside el Consejo Nacional de las Artes y la Cultura en Cinematografía de Colombia (CNACC), que se reunió para sesionar, estudiar y aprobar el plan de acción y el presupuesto de actividades para el año entrante. A Maria Consuelo Araujo, la ministra, tuve la oportunidad de conocerla en agosto pasado y me impresionó por su frescura, dinamismo y cordialidad. En ésta ocasión me sorprendió su inteligencia y agudo conocimiento de todas las facetas de la producción no solo audiovisual, sino cultural y artística del país. En una sesión abierta en la sala de sesiones del Concejo Municipal, ella tuvo a bien presentar dicho plan de acción en un diálogo abierto con los ciudadanos que acudimos. Al final en una larga sesión de preguntas y respuestas brilló no solo el director deCinematografía, David Melo por la rapidez y seguridad en absolver difíciles preguntas, sino Maria Consuelo, la ministra, quien se dio el lujo de dirigir la reunión por ratos, mostrando gran conocimiento de los temas, clara visión de futuro y una actitud de transparencia y diálogo que yo jamás había visto en un ministro.